jueves, 2 de julio de 2009

Trata de personas

Introducción al fenómeno de trata de personas

La trata de personas como parte del catálogo de delitos que conforman la delincuencia organizada trasnacional reporta una incidencia cada vez mayor en la mayoría de los países. Los patrones delictivos muestran modificaciones relacionadas con el mercado de consumo, territorios que sólo eran proveedores de víctimas o territorios de tránsito, comenzaron a alimentar una creciente demanda interna, tal es el caso de México.

Numerosos estudios nacionales e internacionales coinciden en afirmar que la explotación sexual y laboral son dos de las principales motivaciones de acción de la red delincuencial y que los grupos más vulnerables son las mujeres, niñas y niños.

La trata de personas tiene su expresión en dos fenómenos ampliamente estudiados: el que está relacionado con la migración -específicamente el tránsito de personas- y, el que ocurre en zonas de población, ligadas a ésta en términos de territorio, que generan actividades como la prostitución y el tráfico con fines de explotación sexual, principalmente.

Este contexto social y económico coloca a las mujeres en una situación de mayor vulnerabilidad, toda vez que se ven enganchadas, engañadas y secuestradas por redes delictivas que les prometen trabajo digno y bien remunerado, y una vez fuera de sus comunidades son sometidas a vejaciones y privación de la libertad; amenazadas y violentadas, las mujeres pocas veces cuentan con redes de apoyo debido a la distancia y a la imposibilidad de comunicación para pedir ayuda.

Otra expresión de engaño toma forma a través de la ‘relación formal’ de noviazgo y matrimonio. El patrón es el mismo en todo el mundo, hombres que buscan mujeres jóvenes a quienes enamoran y prometen matrimonio, con quienes procrean hijos que son utilizados para amenazarlas y retenerlas.

Estas prácticas tienen importantes consecuencias en lo individual y en lo social, a tal punto que se le considera una modalidad contemporánea de esclavitud y una forma extrema de violencia que atenta contra los derechos humanos fundamentales de las mujeres.

Por eso es que la trata de personas es un delito que tiene sus particularidades de género. A las mujeres les afecta de forma desproporcionada, pues no sólo constituyen el mayor número de víctimas, sino que las formas de explotación a las que son sometidas son más severas. También por eso es que el fenómeno debe entenderse en el amplio contexto de desigualdad y violencia estructural a las que están sujetas.

El término de trata de personas es relativamente nuevo, apenas a finales del siglo XX la comunidad internacional estableció una definición más precisa.

En el Protocolo contra la trata de personas se define el delito como:

“la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.”

Apartado del artículo 3

El Protocolo ofrece elementos a los países en el combate del delito, al vincular la trata con la explotación y la esclavitud, y particularmente enfatiza la vulnerabilidad de las mujeres, niños y niñas.

El delito tiene sus particularidades debido a la complicación de las situaciones que la generan; por ejemplo, es muy común que se le suela confundir con el tráfico de personas; situación que puede ocurrir independiente de la otra, aunque también pueden ser complementarias.

La experiencia en todos los países reporta casos que iniciaron como tráfico de persona y en el camino se convirtieron en trata. El primero se refiere a facilitar el cruce, a través de las fronteras, sin cumplir los requisitos legales o administrativos, el objetivo es la obtención de un beneficio económico.

En la trata de personas, concurren además otros elementos como la captación indebida a través de la coacción, engaño o abuso de poder; y la actividad que se realiza con algún propósito de explotación, se cumpla o no este último objetivo.

Ambos casos se aprovechan de la necesidad de la víctima de emigrar para mejorar su entorno económico y social, por lo que al final, termina siendo inevitablemente, una operación comercial de seres humanos.

La trata de personas genera una millonaria fuente de ingresos para los delincuentes y el motivo económico impulsor del delito, es el producto obtenido con la explotación de las víctimas en la prostitución, los trabajos forzados u otras formas de abuso.

En el caso del tráfico, el precio pagado por el migrante indocumentado es la fuente principal de ingresos para los delincuentes, situación en la que no se genera ninguna relación entre el delincuente y el migrante, pues una vez que éste ha llegado a su destino, concluye la “relación”.

El tráfico ilícito es siempre de carácter transnacional, es decir. ocurre entre países, mientras que en la trata, el fenómeno puede ocurrir dentro de un mismo país o en un mismo estado, como es el caso que nos ocupa.

La trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes contienen elementos comunes para efectos jurídicos; puede ocurrir que las víctimas de trata hayan consentido el traslado ilícito de un país a otro o de un lugar a otro, al comenzar su desplazamiento voluntario, es común que sean engañadas o forzadas a soportar situaciones de explotación, convirtiéndose así en víctimas de trata de personas, es por eso que el Protocolo destaca que el consentimiento de la víctima debe ser irrelevante para los términos de aplicación de la ley.

La trata de mujeres y menores en el estado de Tlaxcala ha generado ya diversos estudios, que con diferentes metodologías y enfoques han buscado evidenciar la situación, en la zona sur de la entidad. Principalmente, medir el grado de conocimiento social sobre el fenómeno y realizar propuestas legislativas que derivaron, en septiembre de 2007, en la tipificación del delito de trata de personas en el Código Penal para el Estado de Tlaxcala.

En los estudios se destaca el modus operandi de los delincuentes para reclutar mujeres a través de diversas formas, en donde los llamados “padrotes” van aprendiendo a través de la socialización de los diversos métodos desarrollados por familiares, que lo transmiten de generación en generación, amigos o compadres, por citar algunos de los métodos mencionados en la investigación:

Ü El enamoramiento. Los varones enamoran y ofrecen lujos a las mujeres, son novios de dos a tres meses como máximo, tiempo que utilizan para convencerlas de casarse o irse a vivir con ellos. Esta estrategia es utilizada en las zonas rurales o urbanas, con estudiantes de secundaria o preparatoria y también con empleadas domésticas o jóvenes recién llegadas al D.F.

Ü Caifanes. Los varones que se van a lugares más alejados, Veracruz, Chiapas o Centroamérica, se hacen amigos de alguien cuya hija cumpla con los estándares que se están buscando, lo emborrachan y compran a la muchacha, por 15 mil o 20 mil pesos.

Llama la atención que al momento de establecer el perfil de las víctimas, las edades de mayor vulnerabilidad se encuentran en el grupo de 14 a 17 años, seguido de la explotación de niños menores de 13 años.

El estudio del perfil realizado a dichas víctimas, puso de manifiesto una personalidad con baja autoestima, poca o nula educación ligada a un estado de pobreza, su origen se ubicó en distintas zonas marginadas del estado.

También confirmó el modus operandi: los varones de la organización utilizaron la seducción y el engaño para reclutarlas y someterlas a la prostitución. En otros casos, se utilizó el secuestro, la violación y la violencia física para mantenerlas controladas. Muchas veces los tratantes sostuvieron relaciones íntimas e incluso matrimonio con algunas de ellas, no sin antes obtener información sobre sus relaciones familiares y afectivas, para después crear dependencia emocional y afectiva, lo que incrementaba su habilidad para manipularlas y/o amenazarlas.

La Comisión Interamericana de Mujeres define algunas de las consecuencias que sufren las víctimas de trata:

Ü Violencia. Las consecuencias de la violencia psicológica, física y sexual incluyen la depresión, pensamientos e intentos de suicidio y heridas físicas, tales como moretones, huesos rotos, heridas en la cabeza y la boca, rotura de dientes, puñaladas e incluso la muerte.

Ü Salud reproductiva. Las víctimas de explotación sexual tienen un mayor riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual. El embarazo y los abortos forzados o peligrosos son preocupaciones básicas de salud, incrementadas por la falta de acceso a servicios y atención.

Ü VIH-Sida. El riesgo de contraer la enfermedad aumenta cuando las víctimas no tienen acceso a condones, o cuando no pueden negociar con los clientes el uso de este método, El riesgo es mayor con los cortes y desgarres en el tejido vaginal y anal debido a sexo violento, violaciones y úlceras asociadas con enfermedades de transmisión sexual.

Ü Uso indebido de sustancias. Muchas mujeres y niños en la industria del sexo son obligadas a consumir drogas y/o alcohol como un mecanismo de escape. Tanto el consumo voluntario como forzado, conducen a la adicción y a las consecuencias de salud que esto implica.

Ü Acceso a la atención a la salud. El temor a ser detenidas o deportadas puede hacer que las mujeres sin documentación se resistan a recurrir a los servicios sociales. En situaciones de servidumbre por deudas, es posible que las mujeres no puedan pagar los servicios de atención de salud. Aquellas que son retenidas forzosamente en los prostíbulos no pueden salir para procurarse estos servicios. Por estas razones, corren un alto riesgo de sufrir complicaciones debido a enfermedades que no han sido diagnosticadas ni tratadas, tales como la enfermedad pélvica infecciosa, el dolor pélvico crónico, el embarazo extrauterino y la esterilidad.

La trata de mujeres es difícil de documentar y cuantificar, dado que las víctimas son generalmente trasladadas de un lugar a otro, ocultadas y violentadas, pero también porque frecuentemente ellas no son conscientes de su condición e incluso, hasta pueden aparentar consentir los hechos o porque les da vergüenza o se culpabilizan de los que les ocurre.



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